Me desperté muy temprano y tenía un mensaje de mi abuela que decía "Hola abueli, como estas, que poco que falta, que emoción, que nervios, paciencia, ya falta poco, yo te extraño horrores".
Imagínense, muy domingo, re embarazada, súper hiper archi mega hormonal, lejos de mi Benja, la familia y la mayoría de mis amigues, fue como un cimbronazo; ¡y ojo! estoy donde elijo estar, en la recta final de esta aventura fascinante y maravillosa de traer a Lola a esta existencia junto al amor de mi vida.
Me levanté, me bañé, desayuné, hice daimoku (recitación de Nam Myoho Renge Kyo) y recalculé... ya hace unos años somos amigues con el desapego (♥) aprendiendo día a día que se conserva lo que no se amarra, y que de nada sirve estar rodeada de muchas personas si vamos a sentirnos sol@s, igual pensé, que cosa, las abuelas siempre nos hacen pensar, tienen como esa capacidad natural...
Los últimos meses de embarazo estuve sola en casa la mayor parte del día, pero estar sola no es lo mismo que sentirnos solas, ¿tiene que ver con nosotres o con los demás?, claro que siempre tiene que ver con un@ Doña!. Somos sujeto y medio ambiente, por ende, si estamos bien, TODO a nuestro al rededor también lo estará, estemos colmados de personas o nos encontremos totalmente sol@s físicamente hablando.
Así que recordé dos cosas, la primera es que siempre surge en nuestras vidas lo verdadero, así que si tuve que encontrarme nuevamente conmigo a solas por algo debió ser, ¡me corrijo!: conmigo y mi Lola en la panza (♥), y segundo, agradezcamos siempre, porque de cada circunstancia que nos llega hay algo que transformar, fortalecer y aprender, #graciasuniverso por mi abuela y sus mensajes reflexivos, por estar solas y aún así sentirnos acompañadas.
Buen domingo, Luli.
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